Moscatel nació en La Guaira en el seno de una numerosa familia de moscas muy conocida en los alrededores del puerto. Desde chiquito, se dedicó, con mucho éxito, al negocio de fastidiar a las personas que intentaban comer en El Mosquero, lugar de residencia de su familia. Pero Moscatel nunca estuvo del todo conforme con lo que hacía. El revolotear siempre sobre el mismo pescado frito o posarse impunemente sobre algún tostón le sabía a poco, por lo que siempre soñaba con hacer algo más, con probar algo más. El menú de El Mosquero era muy limitado, quería degustar otros sabores, esos de los que hablaban aquellas moscas que aseguraban que había mucho mundo más allá de los límites del puerto. Un día, Moscatel se dio cuenta de que había alguien que lo miraba con cierto recelo, que seguía sus movimientos y que pronto comenzó a perseguirlo. Asustado, trató de pasar desapercibido del ojo inquisidor de Lupe, posándose en la fosforera de Mouchef.